sábado, 25 de septiembre de 2010

Había una vez...

Había una vez una reina que tenía una magnífica corona de cristal. Esta corona poseía unos poderes de seducción impresionantes. En la corte tenía muchos nobles, sirvientes y algún que otro juglar que la querían como nadie.
Con la corona atraía a la gente a su palacio. Pero un mal día la princesa murió.

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