El 24 de diciembre había sido un día fantástico para Pepe. Había ido de visita a la parroquia donde había un belén viviente. ¡Lo pasaron en grande!
Pepe tiene dos años y le gusta mucho dibujar, por eso estaba deseando llegar a su casa de Barcelona para dibujar el Belén que había visto.
Y así lo hizo. Dibujó tres personajes, los que más le habían gustado: Los Tres Reyes Magos.
-¡Ya está! ¡Qué bonitos han quedado! -dijo Pepe con gran satisfacción. Dejó el dibujo sobre la mesa y se fue a dormir.
Mientras Pepe dormía profundamente, unos extraños ruidos le despertaron. Parecían los ruidos que hace el papel cuando se arruga. Abrió los ojos y vio con asombro a su alrededor el belén que había dibujado. Su dibujo era ahora una hoja en blanco.
-¡Por favor, Pepe, no le puedes decir a nadie el secreto que te vamos a contar! Somos los Reyes Magos, y te hemos estado observando todo el año. Has sido un chico muy bueno y por eso te vamos a dejar muy buenos regalos. Recuerda que nosotros siempre te observamos y por eso has de ser bueno. Pepe, nos hemos de ir porque tú no eres el único niño al que hemos de hacer feliz.
A la mañana siguiente, cuando se despertó, no vio en su habitación a ningún rey. Pero no habían desaparecido. Sin saber cómo, habían logrado entrar en el dibujo otra vez.l
Pepe tenía nuevos amigos y a pesar de que fuesen de papel, siempre estarían en su corazón.
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